Nuestro homenaje a Murillo en este año aniversario de su nacimiento se muestra en el Casino Militar de Sevilla, Pasaje del Ateneo s/n, en la calle Sierpes frente al Círculo Mercantil e Industrial. Hasta el mediodía del 1 de febrero podrán ver 62 obras de los pintores de nuestras asociaciones en horario de mañana de 11 a 1:30 y de tarde de 5 a 7:30. Una entidad más que se une a tan magna efemérides y a la que agradecemos su interés en nuestro trabajo para conmemorarla.
TEXTO DE LA HOJA DE SALA
Bartolomé
Esteban Murillo, hijo de Gaspar Esteban y María Pérez Murillo, nació en Sevilla
en los últimos días de 1617 para convertirse en uno de los mejores
representantes de la Escuela Sevillana Barroca. Aprendiz en el taller de Juan
del Castillo, pronto su pintura amable y cercana lo convertirían en el pintor
favorito de los sevillanos, imponiéndose en su gusto incluso por delante de
maestros como Velázquez o Zurbarán. Murillo a su vez correspondería este trato
desarrollando prácticamente todo su trabajo en la misma ciudad que lo acogía
con los brazos abiertos.
De su fecunda obra, por desgracia, no
conservamos en Sevilla tantos ejemplos como nos gustaría -el ejército francés,
con el Mariscal Soult a la cabeza, se encargó de sacar a la fuerza algunos de
sus trabajos más icónicos, que ahora se reparten por buena parte de Europa y
Norteamérica-. Sin embargo, esto no ha impedido que Murillo haya resistido
siendo una influencia constante para todos lo que aquí vivimos.
Durante muchos años su presencia en nuestras
casas tuvo forma de estampa, de almanaque o incluso de lata de dulce de
membrillo, soportes que lo mantuvieron vivo dentro del imaginario popular.
Paradójicamente, esto también le valdría la fama de pintor beato y fácil, y lo
asociaría al nacionalcatolicismo. Durante casi todo siglo XX, Murillo fue un pintor
rechazado y denostado por artistas y estudiosos, y no ha sido tras muchos años
que ha vuelto a ocupar su podio como maestro de la pintura barroca.
Este Año Murillo ofrece la
oportunidad de, entre todos, seguir enterrando esa imagen de pintor simple, oportunista
y superficial, y rescatar la de soberbio colorista, magnifico dibujante y
retratista inigualable de una Sevilla diezmada por la peste y de fuertes
contrastes. Un cronista de su época, con una sensibilidad especial para
trasmitir la humanidad de sus personajes, fueran estos niños harapientos o
mártires de la Iglesia.
Desde la Asociación Arco Iris, la Asociación
Centro Histórico y la Asociación
Pintoras Luz de Sevilla hemos querido formar parte de la celebración del
cuarto centenario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo ofreciendo
nuestro particular y humilde homenaje.
62
detalles, 62 visiones particulares de este genio local y universal a partes
iguales. El porqué de la elección de estos detalles y no otros daría para
escribir muchas más hojas. Les instamos por ahora a que se fijen en la variedad
de elementos que protagonizan estos cuadros, muestra de la gran diversidad
temática manejada por el pintor sevillano. También destacan la pluralidad de
técnicas y estilos utilizados, el atrevimiento y, sobre todo, la pasión y
entusiasmo con el que hemos afrontado nuestra tarea.
Elena Maillard, comisaria de la exposición